Extinción de la conducta
La extinción es el proceso que reduce la frecuencia de una conducta cuando ésta deja de ser reforzada. A diferencia del castigo, en la extinción, la conducta no tiene consecuencias desagradables. Simplemente no tiene ninguna consecuencia.
El factor clave en la extinción es que la ausencia de consecuencias significa que la conducta deja de ser reforzada. Es decir que esa conducta antes tenía alguna consecuencia reforzante, pero ya no la tiene.
La aclaración puede parecer absurda, pero es fundamental para comprender la extinción de conductas. Mucha gente piensa que basta con ignorar una conducta para que ésta se extinga, pero esto no es cierto. Además de ignorar la conducta, tienes que eliminar todos los reforzadores positivos o negativos que el ambiente pueda presentar. En caso contrario, la conducta seguirá siendo reforzada aunque la ignores.
Por ejemplo, imagina que juegas fútbol todos los sábados y siempre vas a la cancha con un amigo. Te alegra que tu amigo vaya porque es el mejor delantero de tu equipo, así que cada sábado lo recoges de su casa. Sin embargo, un sábado te dice que no puede ir porque tiene otras cosas que hacer. Al sábado siguiente ocurre lo mismo, y al subsiguiente también.
Así pasan seis sábados en que tu amigo no puede ir a jugar y, de repente, el siguiente sábado dejas de ir a recogerlo. La conducta de ir a recoger a tu amigo era reforzada porque él siempre estaba listo para ir a jugar, pero se extinguió porque dejó de ser reforzada.
Ahora imagina que cada vez que ibas a recoger a tu amigo tenías la chance de ver a su vecina que es la chica de tus sueños. Quizás seguirías yendo a "recoger" a tu amigo cada sábado porque esa conducta sigue siendo reforzada.
Recuerda que ignorar la conducta no siempre conduce a la extinción. Para que la extinción ocurra, la conducta debe dejar de ser reforzada.
La extinción de conductas en el adiestramiento canino
La extinción de conductas es útil en el adiestramiento de perros, pero no se aplica a muchos casos porque tiene algunas desventajas que vale la pena mencionar.
Una de estas desventajas es que la extinción puede tomar mucho tiempo cuando se trata de conductas fuertemente arraigadas.
Otra desventaja muy importante es que no puedes ignorar todas las conductas inapropiadas de tu perro. Por tanto, la extinción es útil para eliminar algunas conductas inapropiadas, pero no todas. Además, este procedimiento no sirve para eliminar conductas que se refuerzan a sí mismas o redirigir conductas determinadas genéticamente (conductas instintivas).
Otro problema importante consiste en que las conductas que son reforzadas de forma aleatoria e intermitente, entran en el programa de reforzamiento de razón variable y son más resistentes a la extinción. Por tanto, si quieres extinguir una conducta de tu perro, tienes que ser muy constante con esto. Si permites que esa conducta sea reforzada ocasionalmente, sólo la estarás fortaleciendo.
Al aplicar la extinción, debes tener en cuenta que la conducta inadecuada puede empeorar por un tiempo antes de desaparecer. Esto ocurre por la frustración que siente el perro cuando algunas conductas que antes eran reforzadas ya no lo son. Sin embargo, después de este período crítico, las conductas no reforzadas suelen extinguirse.
Los siguientes ejemplos te muestran el uso correcto, incorrecto e irresponsable de la extinción en el adiestramiento de perros.
Ejemplo 1: Uso correcto de la extinción en el adiestramiento canino
Tu perro te salta encima cada vez que llegas a tu casa. También le salta encima a cualquier visitante que llega. Lo que motiva a tu perro es la necesidad de atención, por lo que esa conducta es reforzada cada vez que acaricias a tu perro mientras él te salta encima y también cada vez que lo reprendes. Incluso puedes estar reforzando la conducta si golpeas a tu perro cuando te salta encima (cosa que sé que no harías jamás).
Decides extinguir esa conducta, por lo que le das la espalda a tu perro y lo ignoras cada vez que te salta encima. Al principio, la conducta empeora y tu perro no sólo te salta encima, sino que te muerde tratando de jugar. Sin embargo, con el paso del tiempo, deja de saltarte encima, ya que esa conducta no es reforzada en forma alguna.
En este caso ocurre todo el proceso de extinción de la conducta, incluyendo la etapa en que ésta empeora. Al final la conducta desaparece, aunque no ha sido olvidada por tu perro.
Ejemplo 2: Uso incorrecto de la extinción en el adiestramiento canino
Tu perro ladra incesantemente cuando se queda en el jardín por la noche, y eso perjudica tu sueño y el de tus vecinos. Decides probar la extinción, así que simplemente ignoras los ladridos de tu perro. Un tiempo después te das cuenta que tu perro no sólo sigue ladrando por la noche, sino que cada vez ladra por más tiempo.
El problema en este caso es que ladrar es una conducta que se refuerza a sí misma, por lo que ignorarla no te servirá más que para que siga ocurriendo. Además, puede empeorar las cosas, ya que otros perros del vecindario pueden adquirir el hábito de ladrar en respuesta a los ladridos de tu perro.
La solución a este problema depende de las características de tu perro y de tu casa. Sin embargo, algunas alternativas posibles serían: modificar el ambiente (dejar a tu perro dormir en tu cuarto), desensibilizar a tu perro a la soledad nocturna o enseñarle una conducta incompatible.
Ejemplo 3: Uso irresponsable de la extinción en el adiestramiento canino
Tu perro sale disparado de tu casa cada vez que se abre la puerta y ataca a cualquier persona o perro que esté en los alrededores. Tú decides extinguir esa conducta ignorándola. Como consecuencia, tu perro lastima a muchas personas y perros, recibe heridas cuando ataca a otros perros, tú recibes una notificación legal y finalmente tienes que entregar a tu perro para que lo pongan a dormir.
La agresión suele reforzarse a sí misma, por lo que es imposible tratarla mediante la extinción. Pero lo peor de este caso no es el error al decidir el procedimiento de trabajo, sino la irresponsabilidad al ignorar los ataques del perro.
Por supuesto, el caso es hipotético, y tú no ignorarías las agresiones de tu perro. Sin embargo, es bueno que lo tengas en cuenta (aunque es un ejemplo extremo) para que notes que la extinción puede resultar inútil y peligrosa en algunos casos. Por ejemplo, tu perro se expone a ser atropellado o a causar accidentes de tránsito si sale corriendo cada vez que abres la puerta. Esta conducta tampoco debe tratarse mediante la extinción ya que el procedimiento sería inútil e inseguro.
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